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Vivir con VIH: cuando la vida depende de las contrataciones públicas

De los 2,1 millones de personas con diagnóstico seropositivo en latinoamérica, solo 1,3 millones (el 61%) tienen acceso a tratamiento. La salud de un gran número de personas depende de que las compras públicas sean eficientes y transparentes. En el caso de los pacientes con VIH, por ejemplo, un retraso en la compra de los medicamentos por parte del Estado puede hacer que el tratamiento contra el virus deje de ser efectivo poniendo en riesgo su vida y llevando a los gobiernos a comprar nuevas drogas a costos más altos.

Hace unos años, un evento en América Latina reunió a grupos activistas y personas que viven con VIH junto a periodistas y organizaciones que velan por la transparencia. Las conversaciones y la experiencia compartidas giraron en torno a los problemas y desafíos en los procesos de compras de medicamentos. La puesta en común dejó en claro cómo el funcionamiento ineficiente de los procesos afectaba de manera directa el derecho a la salud de las personas.

En 2018, PODER – con la colaboración del International Treatment Preparedness Coalition (ITPC) y Red Legal – creó un primer prototipo de investigación periodística que analizó datos de contrataciones de antirretrovirales (ARV) en Guatemala. Dos años más tarde, la pandemia agravó la situación de los pacientes con VIH y PODER se alió a Salud con Lupa para conocer lo que ocurría detrás de los sistemas de compras de un grupo más amplio de países. Las organizaciones retomaron la metodología de la prueba piloto e impulsaron una segunda versión de “Vivir con VIH”. Esta iniciativa, a diferencia de la anterior, examinó cerca de 10.000 adquisiciones de antirretrovirales entre 2017 y 2019 en 6 países de América Latina – Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México y Perú. La mirada sobre los sistemas fue acompañada de las experiencias de quienes sufrían en carne propia los problemas en los procesos de contrataciones. 

Entre los principales hallazgos regionales, el equipo detectó cómo los cambios en políticas de salud por el COVID-19 junto a las ineficiencias en los procesos de compra de los ARV generaron desabasto en paìses como México e hicieron que los pacientes recibieran menos medicamentos de los que necesitaban, provocando aumentos en las visitas a los médicos. 

Además, el análisis de las compras en los 6 países encontró que las adquisiciones a proveedores locales y las compras directas siempre implican costos más altos para los gobiernos.

Conseguir la información y estandarizar los datos: el primer desafío

La manera en la que los gobiernos permiten el acceso y la consulta ciudadana de los datos varía frontera a frontera. Algunos cuentan con plataformas para ver los contratos, en otros lugares es necesario hacer pedidos de acceso a la información y en algunos casos hay combinar ambas metodologías para reconstruir de manera completa los procedimientos. 

Por eso, la búsqueda de los datos de compras de ARV entre 2017 y 2019 se convirtió en el primer desafío del equipo. Luego de elaborar un listado de fármacos a relevar, en México y Guatemala se realizaron peticiones de información pública y en Bolivia, Perú, Costa Rica y Ecuador se rastrearon las compras a través de la plataforma de contrataciones de los gobiernos. Eduard Martín-Borregón recuerda el proceso como una instancia en dos fases: en primer lugar debían entender cómo funcionaban los sistemas de cada uno de los países y luego por la pandemia tuvieron un impasse que los llevó a replantear la manera de reunir los datos debido a las barreras que encontraron cuando intentaron acceder a ellos. En total, el trabajo demoró 3 meses, aproximadamente. 

La información de los sitios se bajó a través de la técnica de web scraping, aunque en algunos casos fue imposible contar con el universo completo. En Ecuador y Guatemala el equipo no pudo acceder a las compras de ARV realizadas a través del mecanismo de Naciones Unidas. En el primer caso porque no se logró una respuesta y en el segundo porque la ley de contrataciones del país no obliga a la publicación de la información.

En total, lograron compilar la información de 9.958 procesos de compras en los 6 países de la región. Con este panorama, PODER y Salud con Lupa ya contaban con el insumo más importante para lo que venía: preparar los datos para el análisis.

La metodología: una experiencia previa como clave del proyecto

La experiencia regional de Vivir con VIH buscó no reinventar la rueda. En 2017, junto al apoyo de Hivos, Daniel de León, del International Treatment Preparedness Coalition (ITPC) comenzó a diseñar una metodología para auditar las compras de ARV en Guatemala. En primer lugar se elaboraba un listado de medicamentos a relevar. Luego los datos se organizaban en una base de datos donde se agregaba más detalle a la información mirando los documentos de los sistemas de compras. Por ejemplo, se incluía el costo unitario por tableta o frasco que se compraba y las ponderaciones de los gastos logísticos, en caso que existieran. Este punto es de vital relevancia ya que los precios de los medicamentos pueden variar de acuerdo a si en los pliegos de la contratación se incluyen costos de traslados o seguros, por ejemplo. Esta etapa también incluía la conversión de los precios a dólares tomando como referencia el tipo de cambio del Banco Central del país para ese año. A continuación se buscaban los precios de referencias de esas drogas según la información de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y se hizo relevamiento de las patentes de esos medicamentos, en aquellos casos en los que existieran y las fechas de vigencia de las mismas. Finalmente, se comparaban esas compras contra los precios de referencia establecidos y así el equipo determinaba qué adquisiciones habían sido eficientes y cuáles no. 

Para Ana Gabriel Zuñiga, gerente de Hivos en Latinoamérica, la oportunidad para regionalizar el prototipo de Guatemala era una idea “bastante poderosa que permitía ver qué buenas prácticas puede tomar un país de otro”. No solo eso. Zuñiga explica que una de las ventajas de escalar el trabajo era que permitía generar capacidades para usar esto en datos y contrataciones en la sociedad civil.

El método diseñado por el ITPC era muy potente e iba más allá de mostrar “una foto” de lo que ocurría en los procesos de compras. Los análisis de tantas bases de datos, listados de precios y mecanismos de contratación permitieron:

De León resalta la importancia de pensar en “la estructura adecuada de lo que se va a publicar, por ejemplo, definir qué estándar se utilizará de nombre de medicamento o sustancia activa, y cuál será el identificador de estos”. Por otro lado, destaca que es necesario pensar aspectos relacionados a la estandarización de las unidades de medida y convertibilidad de la moneda para poder hacer comparaciones.

Entre los desafíos, hay uno que aparece sistemáticamente a lo largo de todo el proyecto: la necesidad de generar más datos y mayor transparencia sobre las compras a través de los mecanismos internacionales. Ninguno de los organismos internacionales que fueron contactados para el proyecto brindaron la información. En aquellos casos en los que se pudo acceder, fueron los propios países los que entregaron las compras. En este sentido, la falta de un mapa completo en cuanto a los datos dificulta obtener conclusiones generales más allá de la información disponible. 

Los hallazgos

La importancia de la planificación. La aplicación de una misma metodología a los datos de los 6 países de la región mostró patrones y diferencias interesantes. México era el país que más compras había realizado en el período era también el que menos pagaba por cada uno de los contratos (28,345 USD en promedio). Sin embargo, este hecho aparentemente positivo no lo era tanto cuando se miraban más de cerca los episodios de compras. En los años analizados el sistema de compras de México no permitía adquirir medicamentos a través de los mecanismos de la OPS o la ONU. 

Sumado a eso, explica Martín-Borregón, las compras se realizaban por frascos, “lo que los llevaba a pensar que lograban cubrir las necesidades cuando en realidad debían volver a comprar porque se quedaban sin medicamentos ̈. En efecto, los datos muestran 2.400 contratos para comprar menos de 10 frascos de ARV en cada proceso. Como consecuencia, existía un gran número de compras directas que buscaban evitar la interrupción de los tratamientos y que los pacientes recibieran los fármacos. Esto no sucedía en Perú, por ejemplo, donde solo se encontraron 5 contrataciones de menos de 1.000 productos, además de que el país tenía un gran número de contrataciones abiertas lo que reflejaba una mejor planificación de los procesos. 

En aquellos casos en los que se pudo acceder a los datos, las adquisiciones a través de mecanismos internacionales resultaron más baratas. El equipo también encontró que las compras a través de mecanismos internacionales como el de la OPS implican costos más bajos que las realizadas entre los proveedores de los países. El caso del Atazanavir es quizá el más representativo. Mientras que México lo compró a 140 USD en promedio, Perú lo adquirió a 40 USD y Bolivia, país que utilizó canalizó sus compras a través de la OPS lo terminó abonando a 16 USD el frasco. 

Bolivia, el país más eficiente. El trabajo con datos también analizó “el porcentaje de variación entre costo al cual los países compraban los ARV y los precios de referencia establecidos para cada uno de ellos por la OPS. Aquellos con menor variación, de acuerdo con esta metodología, compraban mejor. Bolivia fue el país que encabezó la lista de los más eficientes (3.5%) seguido de lejos por Costa Rica (27.5%) y Guatemala (33.1%). México (73.2%) y Perú (45.2%) los menos eficientes.

De datos a pacientes, las víctimas de las ineficiencias

Para Borregón, la versión regional de Vivir con VIH “conectó la demanda (la necesidad) a los pacientes, lo científico y las compras (contrataciones)”. En otras palabras, buscó unir dos discursos: la importancia de lograr una mayor eficacia gubernamental y la necesidad de mostrar los rostros de aquellos a los que el derecho a la salud no se les garantizaba. Esto fue posible gracias a la colaboración Salud con Lupa y medios como La voz de Guanacaste, Rindecuentas, La Data cuenta y Plaza Pública. De este modo, el equipo y las organizaciones que se unieron para la iniciativa, brindaron una visión de 360 grados sobre un problema.

Los reportajes mostraron como en Guatemala, por ejemplo, la población indígena se enfrenta a la escasez de soluciones que consideren la atención y prevención en sus idiomas maternos a pesar de que son un grupo poblacional mayoritario. En México, mientras el sistema sanitario y el abastecimiento de antiretrovirales colapsaban, el mercado negro de traficantes de medicamentos crecía. En Perú las personas no logran adherirse al tratamiento necesario debido a falta de entrega, retrasos y medicamentos vencidos. 

Y así, como se conocieron los problemas que afectan a las personas que viven con VIH, también se evaluó la política pública, los mecanismos de contratación, la oferta del mercado y todos los factores que pueden afectar los precios, la distribución, la calidad o el abastecimiento de estas medicinas que mantienen a tantas personas con vida. 

Zuñiga explica que una de las lecciones más importantes de Vivir con VIH es la toma de conciencia de que los Estados tienen un rol muy importante como garantes del derecho a la Salud. Por eso, destaca que es muy importante “trabajar con los gobiernos pero no para los gobiernos: identificar oportunidades de cooperación, alianzas fundamentales. No podemos hablar de Salud sin entender al actor estatal presente para garantizar. Estamos hablando de la vida de la gente, de sus derechos, de cómo las contrataciones cambian la vida de las personas.”

Ilustración: Rocío Urtecho (Jugo Gástrico)